viernes, 28 de mayo de 2010

El otoño tiene color de llama

¿Alguien vio crujir de otoño más vivo que este de Octavio?

Con el permiso de Octavio Fernández Zotes, médico retirado y hoy joven poeta, escogemos estos versos para Sayenco. Su poesía, que camina en busca de la belleza, que a menudo le sale al encuentro, tiene un poso de honda humanidad, emocionante, doliente, indagadora.




CRUJIR DE OTOÑO


Cruje el oro de otoño entre un pesar de pasos;
la carcoma perfora túneles profundos en la corteza de los álamos.
La tarde, con el hombre y con la sombra, camina
en un tornar despacio, desde páramos enjutos hasta el soto del río
donde aún sangran los árboles tatuados.

Ha de haber una ruta secreta directa al corazón,
allí, por donde el corazón se aleja.
Pero una llaga no curada, siempre herida,
desnuda y desarmada,
quema en el corazón que apenas late.

Queda un rumor de búsqueda cuando cesa la brisa;
gime el otoño y el corazón se queja
con el llanto imposible de una perenne diástole.

Octavio Fernández.

No hay comentarios:

Publicar un comentario