miércoles, 22 de septiembre de 2010

Lección de Irazoki



El maestro Irazoki nos vuelve a dar una lección. Para conocer más sobre él, les recomendamos su espacio en la red: http://www.franciscojavierirazoki.com





LECCIÓN DE PÁJAROS




Nevaba cinco o seis veces al año. Pero era de verdad, y los prados, las casas y los árboles amanecían cubiertos del color blanco que cegaba a los caballos. Éstos rompían con sus cascos la nieve, en busca de un poco de hierba sepultada, o golpeaban con el hocico las ramas, y morían después de comer las hojas de los tejos. Los pájaros, hambrientos, les despedían con un réquiem muy delgado.
Veíamos el vuelo desorientado de los petirrojos y tordos, hasta que descubrían la abertura de la vivienda. Entraban en aquel túnel y caían a un desierto de oro: el suelo del desván cubierto de mazorcas de maíz.
Algunas aves llegaban sin energía para comer los granos sobre los que enseguida se desplomaban. Yo, niño pequeño, apretaba con fuerza sus bultos para fundir los hielos de la muerte, y descendía rápidamente a la habitación donde una cocina de leña caldeaba los cuerpos de mi familia. Colocaba los pájaros cerca del horno. Ardían unos troncos de manzanos y cerezos sobre los que esos pájaros cantaron el verano anterior. Los árboles cortados por el hacha de mi padre agradecían con el calor los cantos que aliviaron su vejez.
Esta fue la primera enseñanza. Vi pronto la sombra, aunque blanca, y el vuelo frágil que quería esquivarla.


FRANCISCO JAVIER IRAZOKI

martes, 21 de septiembre de 2010

Selva Saavedra

Ya comienza a prepararse la tertulia literaria que en noviembre se le dedicará a Selva Saavedra, una de las más destacables poetas de la Araucanía. La revista Sayenco se suma a esta labor de reivindicación de su figura que cumplirá veinte años de ausencia el 22 de noviembre, pero cuya voz sigue viva.


TESTAMENTO

Cuando yo muera
No me cierren los ojos.
Quiero, desde sus musgos,
Seguir mirando la vida,
Asomarme a cada madrugada
A los balcones del sol;
Ser parte de la lluvia,
Pues seguiré soñando
Cada noche callada
En un país de savias, hojas y raíces
Rumoroso como la vida.
Compartiré con todos,
Sin que me vean…








MI LÍNEA CREADORA

¿Cuál ha sido?
¿La que marca el dolor en tantas almas?
¿La que el amor dibuja? ¿Voz perdida
o hallada en horas de tormenta y calma?

Siempre un dardo sutil que hirió imprevisto
el corazón, fue el que rompió la fuente,
y en ella asisto
con espinas y nardos en la frente
al claro oficio eterno de la vida
y al negro oficio eterno de la muerte.

Pero algo nace de mi abierta herida
y nada excusa la marcada suerte.

Pues debemos vivir para quedarnos
eternamente en lo que ya perdimos
y debemos amar, porque al amarnos,
amarrados al mundo, algo seremos.






PRESENCIA Y AUSENCIA DEL SER

Hacia dentro de mí me voy en fuga,
Como un río cargado de distancias,
Eco de lejanías, que conjuga
Nascencia y muerte en vaho de fragancias.

Con el alba me voy, en su rosado
Anuncio de horizontes, yo me alejo
Y en su débil perfil desdibujado
Hallo de un sueño apenas un reflejo.

Y me voy con la noche, entre sus sombras
Junto a los astros busco mi camino,
Y en el canto perdido de una alondra
Se prende por segundos mi destino.

Antes de caminar, ya oigo mis pasos,
Ritmo del propio espíritu extasiado,
Suave matiz de auroras y de ocasos,
Inexorable adiós de lo alcanzado.



Selva Saavedra, El claro oficio eterno de la vida, Colección poetas regionales, Ediciones UFRO, Temuco, Chile, 2005.