miércoles, 30 de junio de 2010

miércoles, 23 de junio de 2010

Marrichiwew



Gran tierra de dioses,
donde el indígena,
cuchillo en mano,
refugió en el alma
toda aquella sangre derramada.

En aquel momento
amigos, toki,
era el agua, los árboles,
y el sentir
cómo el aire le susurraba en el oído.

Pero de un momento a otro
el aire no susurró más,
al parecer su voz se quedó atónita
y el agua clamaba en silencio profundo,
y los árboles no daban palabra alguna.

Sólo estaba el hombre
con su cuchillo en mano
defendiendo su territorio
su cultura
su enlace con la natura que lo rodeaba.

Nicol Calfunao.

SERGIO OIARZABAL

La revista Sayenco se une al luto por la muerte de un gran poeta, Sergio Oiarzabal, que un día antes de su fallecimiento envió un mensaje de aliento a una de las jóvenes autoras del taller y que colaboraba asiduamente con la revista, él que podría haber elegido cualquier revista consagrada para divulgar su Obra.

Por todo ello le estamos profundamente agradecidos y sentimos su pérdida como la de un gran amigo generoso. Próximamente incluiremos un recordatorio a su figura en la actualización de la última revista en que colaboró.

Descansa en la paz del vuelo, poeta inmortal.

viernes, 11 de junio de 2010

Claudia Bahamonde recita "Mis tardes de primavera"




Mis tardes de primavera


Era una tarde de primavera,
Aquella primavera más hermosa de mi vida,
Una primavera que curó todas mis heridas,
Aquellas heridas que no me daban más vida.

Mi vida era de pura alegría,
Una alegría que había en mi corazón,
Un corazón tan grande y fuerte
Para que mi vida fuera más alegre.

Era una bella primavera
Aquella primavera que yo disfrutaba
En los días, en las tardes
Cuando yo estaba con la persona que más quería.

Cómo quisiera recuperar esa primavera,
Aquella primavera tan hermosa
Que hizo nacer a mi corazón
Aquel corazón que ya estaba casi muerto.


Claudia Bahamonde Melo

miércoles, 9 de junio de 2010

Heme aquí sentada




Y heme aquí sentada
Escribiendo
Escuchando el murmullo de las hojas
La risa templada del viento
Tratando de ver lo que sólo aquí se encuentra
En esta banca
Bajo este árbol
Quizás sea verdad
Que en este lugar no existan palabras
No porque no puedan, claro está
Sino porque se han disuelto en el agua
En la tierra y en las nubes
Se han tornado invisibles
Ausentes para el ojo
Que en este bello cielo sólo ve el cielo mismo
Pero siguen aquí
Resonando, vibrando
Salvajes como en sus inicios
Puedo recordarlo, el día en que preguntaste
“Dónde están tus palabras”
Y quizás no estaban
Quizás se habían vuelto hojas marchitas al viento
Habían volado lejos
Buscando quien sabe qué y quién sabe dónde
Tal vez están ahora conmigo
Bajo este mismo árbol
Y puede que sean aquellas
Que descansan sobre el agua fresca
Aquellas que ya no se pronuncian
Y es verdad, este es un sitio extraño
Un sitio ausente
Uno de esos que sólo duran minutos o incluso segundos
Uno de esos que sólo te das cuenta que se han ido
Cuando los ves despedirse
Serenos
Entre las ruedas de un auto
O la conciencia del tiempo

Paulina Contreras


Paulina Contreras recita su poema:

viernes, 4 de junio de 2010

Ojos mapuche




Ojos mapuches.


Oh, aguas azules,
cinta de plata
donde el sol sale dorado
y ya festejan
los treiles en el terreno de plata.
Ojos mapuches.
Corazón de montañas.
Fuerza de fuego.
Hombres muertos,
todavía están vivos en nuestros corazones.
Árboles tallados.
Recuerdos de sangre pura.


Nicol Calfunao


Mapuche Nge

O kallfüko
Trarilonko kullin
Chew tn pay antü
Huilili feimuna aydi
Taty tregül
Feichi mapu mew
Mapuche nge
Diake mahuide
Newen kütral
Lodkewentu
Petu mongeleingin
Inchin tañi piukemew
Odkan amumka