lunes, 31 de mayo de 2010

CHILE por Ce Edwinski

Ce Edwinski se anima con un relato o acaso poema en prosa que nos hace temblar, que nos conmueve a sacudidas internas. Y es que la memoria no nos deja nunca en paz.







CHILE

Surgía como la necesidad de comer pan con crema mientras la abuela contaba sus historias de joven linda. Así, de golpe y con fuerza, imposible de evadir. El caso omiso de la falta de atención. Así es como la tierra se movía.
Él pensaba en el pan y en la abuela, y ¿en quién más? Definiciones que no se podían dar mientras los jarrones se caían. Era como música dramática el coro de grititos entre chicos, padres y perros. Y el gato de él corría con los pelos erizados hasta la punta alta de un mueble viejo.
Se miraban, él y el gato, con ojos de terror sobre la tierra
que seguía moviéndose.

“La cama es angosta, sentí que me caía”, dijo Javier a su abuela cuando ésta logró despertarlo a sacudones, en la mañana de la primer noche que él se quedaba a dormir con ella.

“Te caías, Javier. Pero ya estamos todos bien.”, contestó.


Ce Edwinski

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